Vengo a esta taberna cerca de la zona de Rosales. El local es diminuto, pero le han sacado un partido increíble. Para sentarse hay unos 10-12 asientos, y nosotros nos sentamos en una mesita plegable que está pegada a una columna, muy apretado todo, pero es lo que hay cuando sacas espacio de cada mm cuadrado ¡genial!.
El sitio está muy animado un jueves por la noche.
La carta es de cocina clásica con raíces andaluzas, de taberna pura y dura sin ningún tipo de interferencia; tienen platos como morteruelo, paté de perdiz, mojama de barbate, lomo de orza, etc., además, fuera de carta tenían hoy un rodaballo a muy buen precio (40€ para 2 personas) que lo hacen en el horno pero no lo pedimos. El servicio muy bueno a cargo de una señora que creo que debe ser la mujer de Antonio, cocinero y dueño del cotarro; la pobre hace malabarismos para moverse entre las sillas y las mesas y nos atendió genial.
De aperitivo nos trajeron un lomo de orza con unos picos, así que ya no pedimos nada de picoteo. Elegimos: Alcachofas fritas al ajo negro (15,75€) que estaban realmente buenas, nunca las había probado así y tienen un sabor diferente, además creo que llevan un toque de vinagre, ¡DELICIOSAS!; Judías con perdiz (14,85€) como siempre mi😇y sus judías, da igual de qué tipo, estaban buenísimas y quiso pedir media más, pero no podía ser... la perdiz también muy rica; Callos (9,85€ media ración) que no eran los mejores, tenían poco callo y demasiado pimentón, sin más; Albóndigas de buey, trufa y boletus (7,50€ media ración), muy poco "punch" poco sabor la carne (no creo que fuera buey) ni la trufa ni el boletus, insulsas. Y de postre pedimos una porción de tarta de queso y chocolate (6,50€) que me la llevé a casa porque no pudimos acabarla; esta tarta muy original, distinta a todas y el chocolate le va muy bien aunque nunca se me hubiera ocurrido. Es un sitio con buenos precios, lo más caro es un pulpo a 23€. Pagamos 34€ por barba. Muy animado para un picoteo rápido con amigos, con una carta muy apetecible toda ella, per para una cena íntima o de empresa resulta un poco incómodo. Se aparca mal en la calle; aparcamos en el parking que está al lado en la misma calle casi esquina con Princesa. Luisa Fernanda, 16.