Es una taberna "venida a más" por el hecho de que es del multiestrellado Martín Berasategui, aunque él ni está ni se le espera. La carta cortita pero muy apetecible con mucho para pedir en plan tapeo/raciones. El local es bastante feo, tiene pinta de que no hayan hecho nada de reforma ni de cambio del local anterior, sólamente una manita de pintura; parece una cafetería de las de antaño. Tiene una barra central muy grande con taburetes alrededor y el resto son mesas bajas. Resulta muy frío y ruidoso el sitio, porque añadido al ruido que hay, tienen música.
El servicio bastante lamentable; sólo funciona bien la jefa de sala, luego os cuento lo que nos pasó. La mesa de madera sin mantel, apoyacubiertos y servilleta de tela (bien!). Tenéis que ver el video para ver la ambientación del local lo pobre que es.
De aperitivo no traen nada. Pedimos: Ensaladilla rusa (14€) que estaba deliciosa con un toque diferente que le da el pepinillo y la cebolla morada; Sardinas ahumadas (6€/ración) vienen 2 sardinas en la ración, presentadas sobre un pan de molde de brioche que me decepcionó porque pensé que sería un brioche de bollito, tipo pan de hotdog, las sardinas ¡magníficas!; Buñuelos de morcilla (8€/4 un.) son pequeñitos pero ¡galácticos! de lo mejor de la cena; Gazpacho MB (12 €), viene un plato hondo vacío con una islita en el centro que es una esferificación de aceite de oliva y huevo picado, y te rellenan con el gazpacho que viene en jarra; es bastante generosa la ración y el gazpacho muy rico y espesito; Albóndigas en salsa (16€), vienen con patatas en cuadritos; me resultaron flojillas, la salsa no está muy lograda, es muy gorda y no muy sabrosa; Sandwich Tintin (12€) pan de molde brioche y en el interior crema de tocineta, queso de cabra y rucula, viene cortado en 4 porciones rectangulares y está buenísimo. En este momento (22.30h) es cuando decimos que queremos pedir algo más porque nos ha resultado escaso y nos dice la camarera: "No puede ser! la cocina ya ha cerrado a las 22.30 porque tenemos horario de Donosti"😱ante lo cual me quedo perpleja y le digo: "Pues en Madrid ese horario no funciona; por favor llame a la encargada". Vino la encargada, pidiendo todo tipo de disculpas y diciendo que eso no es así; estaba claro, "¿Cómo van a coger mesas a las 22h cerrando a las 22.30 la cocina? no tiene sentido!". Total que la pobre encargada, dando la cara por su personal, nos invitó a los postres y a las copas.
Para terminar unos postres (los 3 que tienen) a los cuales nos invitaron por el altercado con la camarera; Arroz con leche (8€) buenísimo; cocotte de chocolate (8€) es un postre que me aburre y nunca pido pero la verdad que me sorprendió porque es de un chocolate delicioso; y flan (8€) mediocre, con los flanes tan ricos que hacen ahora, este es de los tradicionales que no me gustan.
Al terminar pedimos unas copas, bueno... un Baileys (6€), Orujo (6€), Amaretto (6€) y tuvo gracia porque me dicen: "es que no tenemos Baileys porque les hemos prestado la botella a los de enfrente y se la han bebido",🤣🤣¡surrealista! este tipo de cosas ocurren cuando el servicio está en rodaje y no es muy profesional. A las copas también nos invitaron. Se portaron fenomenal la verdad y esta es la manera de que al final la cena resultara agradable y buena.
En resumen: estaba todo bastante rico, pero el lugar no acompaña y el servicio tampoco. Habrá que darle un poco más de tiempo. El parking más cercano está en Princesa, 3. Es un sitio muy incómodo para aparcar. No lo he calificado con más nota por el servicio y el local. Ferraz, 8.